Hablar del pasado dorense, resulta sumamente placentero, pero quiero hacer un alto en la charla con mis coterráneos y tratar de explicar una confusión existente en la mayoría, debido a la similitud de nombres propios.
Cabe aquí un aforismo: "Debemos dar al César lo que es del César", y, a la conclusión de esta nota se comprenderá el porqué de mi expresión.
Cuando nombramos a Antonio Lópes Agrello, surge de inmediato una vacilación, y se entremezclan personajes que fueron distintos, que tuvieron diversas actividades y que vivieron días diferentes, aunque cercanos en el tiempo.
EL FUNDADOR DE LA COLONIA
Este señor, de cabeza rasa y nariz regordeta, muy cuidadoso en el vestir, bajo, amable, educado y muy conversador - al decir de Don Evaristo Cisneros - es, en realidad Don Antonio Lopes Agrello (padre), es el pié y cimiento de toda nuestra historia. Portugués, nacido en Algarbe, Vizconde de Rivatua y Cónsul de su país en la Argentina.
Fue el quien, al poco tiempo de librarse al servicio el FCCA (Ferrocarril Central Argentino) en 1888, y, como miembro de la sociedad Lopes Agrello Ltda., remata al Banco Brasileño de Tarapacá, el latifundio denominado "El Bracho", de 37.973 hectáreas, en aquel entonces perteneciente al departamento 28 de Marzo, hoy Avellaneda.
Paulatinamente transformo el bosque y convirtió todo en una colonia pujante donde nada faltaba. Nació con su dinamismo y su impulso un pueblo activo, con sus instituciones, establecimientos, oficinas y sociedades bien organizadas.
Nada dejo al descuido, pues todo lo dio en potencia. Recibió en su solar a colonos judíos y un numeroso aporte de inmigrantes europeos, que con su bagaje de paz y tranquilidad labraron un futuro, donde se enraizó la cultura, costumbre e ideas, convirtiendo a este Nóbel pueblo en un crisol de nacionalidades.
Este hombre tesonero, fue el verdadero fundador de la colonia, y, a quien reitero, le debemos nuestro génesis.
Don Antonio Lópes Agrello (padre) transformó la historia y la geografía de este sector santiagueño.
Si de historia se trata dio origen y vida a un conglomerado humano que aún hoy subsiste y tiene sueños y anhelos de futuro y de grandeza.
En cuanto a geografía, fue aún muchísimo más amplio. En geografía humana realizo una profunda metamorfosis, tanto en lo económico, como en lo social, y, más aún en lo étnico.
En hidrológica efectuó grandes cambios, ya que al trazar canales de riego dio origen a cambios climatológicos y sus consecuencias. Y en geografía biológica tampoco estuvo ausente, ya que al hacer aportes de animales de pura sangre (caballos, bovinos, ovinos, porcinos, colmenares, etc.) y, al introducir amplia variedad de plantíos, modifico su zoo y su fitigeografia.
No se trata aquí solamente de decir Antonio Lopes Agrello, sino que es imperioso y justiciero comentar y alabar la titánica obra de un hombre que lamentablemente pasó por la vida santiagueña y, mas aun dorense sin haber recibido la satisfacción de congratulaciones por la obra realizada.
UN CABALLERO EN EL MONTE
El otro es, Antonio Lopes Agrello (hijo), quien en realidad debió ser Antonio, Lopes Lastra, por ser hijo de Don Antonio y de Doña Maria Cristina Lastra-dama porteña-.
A el es a quien la mayor parte de la población conoció, porque vivió en la colonia en su chalet estilo nórdico, aún existente, y que compartió los años florecientes, como también los azarosos de Colonia Dora.
Culto, educadísimo, de vastos conocimientos, estudiante de ingeniería en Inglaterra. Soltero, buen mozo, elegante y descendiente de una familia de abolengo, brillaba en la colonia con su propio fulgor en la opacidad del monte.
Su cultura le impedía hacer distingos sociales, y su posición le otorgaba sensatez. Fue en cierto modo el organizador del pueblo y el conductor de la sociedad Antonio Lopes Agrello Ltda., hasta aproximadamente el año 1945, época en que el Banco Hipotecario Nacional se hace cargo de sus propiedades.
EL TERCER ANTONIO LOPES AGRELLO - Medico y Sanitarista
Y, el tercer personaje en cuestión, de similar nombre, es el doctor Antonio Lopes Agrello - sobrino del fundador - médico partero, a cuyo cargo estaba la ardua tarea sanitaria.
Luchador infatigable en épocas difíciles, con escasos recursos, con enormes dificultades en materia higiene y con profundos problemas nacidos en el curanderismo.
Vivió y compartió situaciones tensas con el fundador en los albores de la colonia, y, a su denuedo muchos habitantes le deben la vida.
Como se apreciará, fueron tres los Antonio Lopes Agrello - el padre, el hijo, y el sobrino medico - cada uno aportó sus esfuerzos, su actividad y su energía en aras de una sociedad y un pueblo naciente.
Es indudable que los tres son meritorios por sus entregas, pero la figura, el temple y la personalidad de Don Antonio (padre) descolla ampliamente. Fue el visionario dorense. Demos pues, "Al Cesar lo que es del Cesar. .. ".
Al concluir permítame mi homenaje y tributo para Don Antonio (padre).
Mis expresiones de recuerdo y memoria para Don Antonio (hijo)
Mis sinceras manifestaciones de reconocimiento para Don Antonio (el sobrino doctor).
Ojala pueda recopilar algún día expresiones idénticas de muchos dorenses.
Por: Lía Sánchez de Oliva
Docente jubilada, historiadora aficionada, organizadora y presidente durante varios años de la biblioteca Popular Bartolomé Mitre y participe de toda actividad cultural de la ciudad.
Cabe aquí un aforismo: "Debemos dar al César lo que es del César", y, a la conclusión de esta nota se comprenderá el porqué de mi expresión.
Cuando nombramos a Antonio Lópes Agrello, surge de inmediato una vacilación, y se entremezclan personajes que fueron distintos, que tuvieron diversas actividades y que vivieron días diferentes, aunque cercanos en el tiempo.
EL FUNDADOR DE LA COLONIA
Este señor, de cabeza rasa y nariz regordeta, muy cuidadoso en el vestir, bajo, amable, educado y muy conversador - al decir de Don Evaristo Cisneros - es, en realidad Don Antonio Lopes Agrello (padre), es el pié y cimiento de toda nuestra historia. Portugués, nacido en Algarbe, Vizconde de Rivatua y Cónsul de su país en la Argentina.
Fue el quien, al poco tiempo de librarse al servicio el FCCA (Ferrocarril Central Argentino) en 1888, y, como miembro de la sociedad Lopes Agrello Ltda., remata al Banco Brasileño de Tarapacá, el latifundio denominado "El Bracho", de 37.973 hectáreas, en aquel entonces perteneciente al departamento 28 de Marzo, hoy Avellaneda.
Paulatinamente transformo el bosque y convirtió todo en una colonia pujante donde nada faltaba. Nació con su dinamismo y su impulso un pueblo activo, con sus instituciones, establecimientos, oficinas y sociedades bien organizadas.
Nada dejo al descuido, pues todo lo dio en potencia. Recibió en su solar a colonos judíos y un numeroso aporte de inmigrantes europeos, que con su bagaje de paz y tranquilidad labraron un futuro, donde se enraizó la cultura, costumbre e ideas, convirtiendo a este Nóbel pueblo en un crisol de nacionalidades.
Este hombre tesonero, fue el verdadero fundador de la colonia, y, a quien reitero, le debemos nuestro génesis.
Don Antonio Lópes Agrello (padre) transformó la historia y la geografía de este sector santiagueño.
Si de historia se trata dio origen y vida a un conglomerado humano que aún hoy subsiste y tiene sueños y anhelos de futuro y de grandeza.
En cuanto a geografía, fue aún muchísimo más amplio. En geografía humana realizo una profunda metamorfosis, tanto en lo económico, como en lo social, y, más aún en lo étnico.
En hidrológica efectuó grandes cambios, ya que al trazar canales de riego dio origen a cambios climatológicos y sus consecuencias. Y en geografía biológica tampoco estuvo ausente, ya que al hacer aportes de animales de pura sangre (caballos, bovinos, ovinos, porcinos, colmenares, etc.) y, al introducir amplia variedad de plantíos, modifico su zoo y su fitigeografia.
No se trata aquí solamente de decir Antonio Lopes Agrello, sino que es imperioso y justiciero comentar y alabar la titánica obra de un hombre que lamentablemente pasó por la vida santiagueña y, mas aun dorense sin haber recibido la satisfacción de congratulaciones por la obra realizada.
UN CABALLERO EN EL MONTE
El otro es, Antonio Lopes Agrello (hijo), quien en realidad debió ser Antonio, Lopes Lastra, por ser hijo de Don Antonio y de Doña Maria Cristina Lastra-dama porteña-.
A el es a quien la mayor parte de la población conoció, porque vivió en la colonia en su chalet estilo nórdico, aún existente, y que compartió los años florecientes, como también los azarosos de Colonia Dora.
Culto, educadísimo, de vastos conocimientos, estudiante de ingeniería en Inglaterra. Soltero, buen mozo, elegante y descendiente de una familia de abolengo, brillaba en la colonia con su propio fulgor en la opacidad del monte.
Su cultura le impedía hacer distingos sociales, y su posición le otorgaba sensatez. Fue en cierto modo el organizador del pueblo y el conductor de la sociedad Antonio Lopes Agrello Ltda., hasta aproximadamente el año 1945, época en que el Banco Hipotecario Nacional se hace cargo de sus propiedades.
EL TERCER ANTONIO LOPES AGRELLO - Medico y Sanitarista
Y, el tercer personaje en cuestión, de similar nombre, es el doctor Antonio Lopes Agrello - sobrino del fundador - médico partero, a cuyo cargo estaba la ardua tarea sanitaria.
Luchador infatigable en épocas difíciles, con escasos recursos, con enormes dificultades en materia higiene y con profundos problemas nacidos en el curanderismo.
Vivió y compartió situaciones tensas con el fundador en los albores de la colonia, y, a su denuedo muchos habitantes le deben la vida.
Como se apreciará, fueron tres los Antonio Lopes Agrello - el padre, el hijo, y el sobrino medico - cada uno aportó sus esfuerzos, su actividad y su energía en aras de una sociedad y un pueblo naciente.
Es indudable que los tres son meritorios por sus entregas, pero la figura, el temple y la personalidad de Don Antonio (padre) descolla ampliamente. Fue el visionario dorense. Demos pues, "Al Cesar lo que es del Cesar. .. ".
Al concluir permítame mi homenaje y tributo para Don Antonio (padre).
Mis expresiones de recuerdo y memoria para Don Antonio (hijo)
Mis sinceras manifestaciones de reconocimiento para Don Antonio (el sobrino doctor).
Ojala pueda recopilar algún día expresiones idénticas de muchos dorenses.
Por: Lía Sánchez de Oliva
Docente jubilada, historiadora aficionada, organizadora y presidente durante varios años de la biblioteca Popular Bartolomé Mitre y participe de toda actividad cultural de la ciudad.