jueves, 11 de marzo de 2010

INUNDACIONES OTRA VEZ








Luego de meses de avance de las aguas, primero en pequeñas cantidades y luego tornándose un problema cada vez mayor, con una respuesta bastante lenta y burocrática de los organismos encargados de este tema y con una frialdad inaceptable de las autoridades municipales, las que lejos de querer solucionar el problema de la gente, fueron al lugar a hacer campaña proselitista en vez de cubrir las necesidades.
Hace meses que la escuela del paraje Lujan quedo bajo el agua, haciendo que los alumnos tuvieran que recibir precaria instrucción en el predio de la posta sanitaria, la que ahora también quedo anegada, dejando a todos los niños d estos parajes sin posibilidad de acceder a la educación básica.
Entre Añatuya y Colonia Dora, las banquinas muestran un aspecto desolador, totalmente cubierta por metros de agua, haciendo peligrar a otros importantes parajes y causando ya pérdidas irreparables para la gente mas humilde, ya que muchos de sus animales murieron ahogados y perdieron los pocos cultivos que para supervivencia familiar tenían.
Durante la tarde del miércoles, quedo finalmente bajo el agua el camino de acceso a los parajes de Lujan y El Bracho, dejándolos de esta manera aislados a los pobladores que no lograron salir.
Desde los organismos oficiales se anuncian constantes movimientos de asistencia, pero en la realidad, los vecinos no notan la eficacia d esa asistencia, solo con honrosas excepciones.
Seria bueno que alguna vez, los pobres que padecen mas de cerca el fenómeno de los constantes desbordes de un río que en épocas de sequía bien podría ser dragado, dándole mayor capacidad para poder hacer frente mejor preparados a estas crecientes que se evitarían con obras de contención río arriba, al menos una vez sean asistidos de manera adecuada e instruidos de la manera mas eficiente de reubicación y que se los beneficie con asistencia adecuada para que puedan mejorar su calidad de vida.
De continuar el avance de las aguas, llegarían al cruce de las rutas 34 y 92, como ocurriera hace ya una década, generando perdidas irreparables para los esperanzados vecinos, los que no son correspondidos en sus pretensiones de simple ayuda bien dirigida.