Cuando comenzaba el siglo XX, la ciudad comenzó a tomar forma con la llegada de numerosos inmigrantes, que partieron inciertamente desde casi todos los pasases de Europa y algunos de Asia, afincándose en esta tierra Joven que abría sus brazos generosos.
Muchos llegaron con sus matrimonios recién constituidos, con pequeños hijos que luego fueron creciendo y adoptando nuestras costumbres y tradiciones, convirtiéndose, ya no en extranjeros, sino en un vecino mas.
Josefa Lejido tenía solo cuatro años cuando llego de su España natal, junto a padres que se afincaron y trabajaron duro durante esos años, mientras los hijos crecían.
Con el tiempo, esa niña llegada del otro lado del mar, formo familia y adopto su apellido de casada (Luna), aunque en el pueblo todos comenzaron a llamarla del modo en que hoy todos la conocen “Doña Pepa”, en clara alusión a su apodo ibérico.
Hace algunos días, Josefa Lejido de Luna cumplió 95 años, con un estado de salud y lucidez mental sanamente envidiables.
Hoy, por razones familiares se encuentra en Buenos Aires, pero sin olvidar "mi pago", como ella le llama a este pedazo de suelo santiagueño.
“Doña Pepa” supo generar y criar una extensa familia, afincados la mayoría en Colonia Dora, por lo que su cumpleaños no pasó desapercibido, recibiendo a la distancia saludos de sus hijos, nietos, bisnietos y hasta tataranietos, que le desearon un mundo de felicidades y agradecimiento por todo el amor dio a su familia y a la cual se sigue prodigando a diario, al que se suman los muchos dorenses que la conocen y valoran el sacrificio de los que, como ella, llegaron un día, pero se quedaron para siempre.
Muchos llegaron con sus matrimonios recién constituidos, con pequeños hijos que luego fueron creciendo y adoptando nuestras costumbres y tradiciones, convirtiéndose, ya no en extranjeros, sino en un vecino mas.
Josefa Lejido tenía solo cuatro años cuando llego de su España natal, junto a padres que se afincaron y trabajaron duro durante esos años, mientras los hijos crecían.
Con el tiempo, esa niña llegada del otro lado del mar, formo familia y adopto su apellido de casada (Luna), aunque en el pueblo todos comenzaron a llamarla del modo en que hoy todos la conocen “Doña Pepa”, en clara alusión a su apodo ibérico.
Hace algunos días, Josefa Lejido de Luna cumplió 95 años, con un estado de salud y lucidez mental sanamente envidiables.
Hoy, por razones familiares se encuentra en Buenos Aires, pero sin olvidar "mi pago", como ella le llama a este pedazo de suelo santiagueño.
“Doña Pepa” supo generar y criar una extensa familia, afincados la mayoría en Colonia Dora, por lo que su cumpleaños no pasó desapercibido, recibiendo a la distancia saludos de sus hijos, nietos, bisnietos y hasta tataranietos, que le desearon un mundo de felicidades y agradecimiento por todo el amor dio a su familia y a la cual se sigue prodigando a diario, al que se suman los muchos dorenses que la conocen y valoran el sacrificio de los que, como ella, llegaron un día, pero se quedaron para siempre.